lunes, 15 de abril de 2013

RECTOS E INQUEBRANTABLES PROPÓSITOS: -"Ten la certeza absoluta de que, en los planes cósmicos, existe un lugar y una misión para ti. Descúbrela ahora, proyecta un propósito y realiza la cuota de la Gran Obra que el Supremo Artífice te ha asignado en la expansión universal de la Creación: la que seas capaz de percibir, asumiéndola. Siempre recibirás tu salario cósmico, oportunamente, aunque la oportunidad de participar constituye el mayor beneficio de todos los que les son inherentes"-. Giuseppe Isgró Cattafi


RECTOS E INQUEBRANTABLES
PROPÓSITOS

©Giuseppe Isgró C.

-“Lo importante en la vida es tener un alto y definido ideal
con aptitud y perseverancia suficientes para lograrlo”-.
Orison Swett Marden

-“El éxito de la vida exige la obediencia
 a las leyes de nuestra naturaleza”-.
Alexis Carrel

-Ten la certeza absoluta de que, en los planes cósmicos,
existe un lugar y una misión para ti. Descúbrela ahora,
proyecta  un propósito y realiza  la cuota de la Gran Obra
que el Supremo Artífice te ha asignado en la expansión universal
de la Creación: la que seas capaz de percibir, asumiéndola.
 Siempre recibirás tu salario cósmico, oportunamente,
aunque la oportunidad de participar
 constituye el mayor beneficio de todos
los que les son inherentes-.
Giuseppe Isgró Cattafi


-Hidalgo, -dijo Escudero-, háblame ahora sobre los Rectos e inquebrantables propósitos que deben animar a toda persona.
-Escudero, -le responde Hidalgo-, escucha:


La percepción de la verdad otorga a la persona un deber y un derecho: asumir la realización de la cuota de la obra que concibe que alguien debe hacer y posesionarse del rol inherente, hasta concluirla exitosamente. Por eso decían los antiguos: -“Hazlo y tendrás el poder”-.
Quienes alcanzan una elevada comprensión de la Verdad Universal y de las leyes que rigen la vida y a los seres, adquieren un mayor grado de responsabilidad en su conducción impecable para servir de paradigmas a  los que les observan en el entorno donde actúan. Siendo más profunda su capacidad de percepción y más nítido su discernimiento, sus decisiones son más efectivas para elegir cursos de acciones que aporten los mejores resultados al más bajo costo de oportunidad. Quien comprende más se solidariza con sus semejantes en la construcción de un mundo mejor, creando las condiciones idóneas para vivir en armonía, reflejando en cada uno de sus propósitos y acciones la divinidad del ser interior en conexión con la fuente, como canal de luz, amor y poder creador.
El recto propósito da sentido a la propia existencia, mediante cuya realización se debe aportar la mayor suma de bien para todos, auto-incluyéndose.
Cuando Simón Bolívar asumió el propósito de dirigir el proceso de la Independencia Latinoamericana, -lo cual llevó a cabo con resultados positivos-, su vida se transformó, automáticamente, canalizando su genio creador, dándole gloria a su nombre al serle concedido el titulo honroso de Libertador y al Continente emancipado la conciencia de un destino autónomo en la creación de un nuevo mundo acorde con el ideal de la edad de oro en gestación.
Cuál es tu finalidad más importante en la vida? Cómo conocerla?
Cuáles son tus talentos? Cuál es tu vocación? Cuáles son tus necesidades e inquietudes?
Cuál es el destino de la humanidad del planeta tierra? Qué hay que mejorar en beneficio de todos? Cuáles son las preguntas que esperan respuestas?
Qué servicio puedes brindar a la sociedad de la cual formas parte para recibir tu respectiva cuota en los beneficios inherentes?
Qué requiere ser mejorado en el entorno en que vives?
Todas aquellas cosas que percibes que alguien debe hacer en beneficio de la humanidad, ese alguien eres tú. Si aportas la parte del servicio que contribuye a satisfacer las necesidades insatisfechas de la colectividad, habrás encontrado el único camino que conduce a la riqueza integral. Estamos aquí con una finalidad y es imprescindible descubrirla para enfocar hacia ellas los talentos que hemos traído a la presente existencia y así dar el propio aporte, cosechando los frutos evolutivos equivalentes, sintiéndonos útiles, mereciendo, al mismo tiempo,  que se nos deleguen nuevas tareas esenciales hasta alcanzar la maestría cósmica y convertirnos en creadores de nuevos mundos en la eterna expansión de la Creación Universal.
Dentro de este orden de ideas tenemos deberes y derechos: con el Ser Universal, con la humanidad y con nosotros mismos, en el eterno ahora.
En cada área de las propias responsabilidades, derechos, necesidades y aptitudes, es preciso forjarse un propósito deliberado para darle sentido a la vida, canalizando la energía creadora interna hacia objetivos determinados a corto, mediano, largo y macro plazo y de esta manera convertirnos en conductores inteligentes de nuestras vidas.
Poseemos un cúmulo de facultades capaces de expresar el poder potencialmente infinito con que está dotado nuestro eterno e inmortal Espíritu, que es preciso desarrollar hasta alcanzar su perfecto dominio y la optimización de su uso, además del conocimiento de la realidad universal y de los valores inherentes, todo lo cual nos permite la visión clara para forjarnos rectos y deliberados propósitos que hagan de nuestra vida una obra maestra.
Recuerda: eres un capitán al mando de tu barco; este barco, en el desempeño de las funciones que le están asignadas, -propósitos-, debe trasladarse de un puerto a otro. Dependiendo de los propósitos programados, en cada caso, son elegidos los objetivos particulares: puertos de destinos temporales, en cada época y en determinados lapsos, que le darán sentido en la búsqueda del rumbo a seguir y del tipo de servicios que prestarás.
He aquí algunas claves esenciales:
1. Forjase un propósito claramente definido en cada una de las áreas vitales, es decir:
o   En lo personal y en lo familiar.
o   A nivel profesional, de trabajo y/o de servicio a la colectividad.
o   En tu relación con el Ser Universal.
o   En la asunción de un propósito inquebrantable de contribuir a la construcción de un mundo mejor.
o   En cualesquiera otras áreas de tu interés.
2. En cada uno de los propósitos propuestos, es preciso plantearse objetivos a corto, mediano y largo plazo, y fijar, en cada caso, por escrito, los resultados –objetivos- específicos que sea preciso obtener.
3. Asignar, a cada objetivo, un plazo máximo de realización.
4. Realizar un objetivo a la vez de acuerdo al respectivo orden prioritario. Posees el poder suficiente para realizarlos, exitosamente, todos, siempre y cuando los ejecutes uno a uno. Esa es la regla de oro. Donde concentras la atención, la energía y los recursos pertinentes, se expande la conciencia y el poder creador. 
5. Cada logro obtenido debe aportar beneficios óptimos para todas las partes involucradas, de acuerdo al valor de la justicia y a la equidad, en armonía con todos y con el Todo.
6. Considerar, en cada caso, el propósito o finalidad que cada quien persigue en su relación contigo, para evaluar su sinceridad, ventajas e inconvenientes, justicia y equidad.
o   Cada propósito genera, automáticamente, un poder de auto-exclusión, activando la ley de atracción, que atraerá, al propio círculo de influencias y actividades a los elementos coadyuvantes esenciales en todos los ámbitos vitales, a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero; a la ley de repulsión, -denominada, también, ley de aislamiento cósmico-, que te permitirá identificar todo lo que no es compatible con tu propósito, descartándolo y excluyéndolo. Imagina –por un momento,-, las ventajas de la liberación de todas las cargas innecesarias que una excelente programación de propósitos aporta, como  factor  motivador.
o   Abstenerse, -como práctica efectiva del desapego-, de todo lo que es innecesario a la realización de nuestra obra y a los propósitos que les guían, equivale a centuplicar las propias posibilidades, tomando en cuenta de que es imposible recorrer dos caminos al mismo tiempo. Hay que elegir uno, el mejor, y para eso es preciso desarrollar las habilidades de toma de decisiones inherentes.
Dentro de los elevados propósitos que el ser humano precisa plantearse en la vida, podrían sintetizarse:
CONOCIMIENTO de sí y del entorno universal del cual se forma parte: A nivel físico, mental y espiritual.
a)   A nivel espiritual:
o   Conocimiento del Espíritu eterno e inmortal que se posee y se es.
o   Facultades espirituales de las cuales está dotado el ser humano.
o   Atributos divinos que posees análogos a los del Ser Universal, los cuales fungen como sentidos cósmicos.
o   Poder potencialmente infinito del cual te encuentras dotado, -o dotada-, y que expresas, gradualmente, en forma equivalente a las necesidades afrontadas y a la magnitud de los propósitos forjados y asumidos como objetivos de realización personal.
o   Misión que te ha sido asignada, en el eterno presente, por el Ser Universal, en los planes cósmicos.
o   Reencarnación en ilimitados ciclos de vida y en inmensos mundos del universo.
o   Una perspectiva universal de la vida.
o   Conciencia de la UNICIDAD –UNO, no trino- del Ser Universal.
o   Conciencia de la UNIDAD perfecta e indisoluble que conformas con la FUENTE: el Ser Universal.
o   Espiritualidad directa centrada en el Ser Universal, sin intermediarios. Meditación en Él y en sus atributos divinos. Práctica del Dzikr, la constante conciencia de Él.
o   Conocimiento del alma, -peri-espíritu, hilo de plata-, como: elemento de conexión con el cuerpo o vehículo físico, archivo –o memoria- espiritual, elasticidad y factor coadyuvante de gran número de facultades espirituales, etcétera.
b)   A nivel Físico:
o   Conocimiento del cuerpo, en todas sus vertientes.
o   Leyes de la salud; alimentación saludable, ejercicios adecuados y necesarios.
o   Conciencia de la misión en la dimensión física de la vida.
o   Percepción de las necesidades de la vida humana: 1) Básicas: alimentación, vestido, vivienda, sexo, aire, trasporte, etcétera; 2) Seguridad, de la satisfacción de las necesidades básicas, de la propia integridad personal, honor, reputación y del patrimonio; 3) Sociales o afectivas: necesidad de pertenencia a un grupo familiar, de trabajo o servicio; 4) Estimación: propia y ajena, impulsándola de los grandes logros existenciales; 5) Autorrealización: ser lo que se anhela y alcanzar la ascensión del Espíritu a la maestría universal; la conexión con la fuente, la meditación en el Ser Universal y sus atributos divinos. Conciencia de la UNIDAD con la fuente y la percepción de la divinidad del ser con su ilimitado potencial.
Alexis Carrel, -pensador francés del siglo XX-, expresó: -“..Existen muchos hombres y mujeres que buscan, no el provecho, la seguridad o la satisfacción exclusiva de los bienes materiales, sino un gran ideal. Ideal del poeta, del artesano, del artista, que se dedican al culto de la belleza. Ideal del sabio o del “buscador espiritual”, cuyos esfuerzos todos tienden hacia la verdad. Ideal de aquellos que se sacrifican por ayudar a los demás. Ideal de la mujer que se da enteramente a la obra sublime de hacer y de formar seres humanos”-.
o    Conocimiento de las fortalezas, aptitudes y vocaciones que traes a cada ciclo de vida, -de un inmenso número de reencarnaciones previas-, que puedan imprimirle sentido a tu actividad o roles existenciales como ciudadano, padre o madre, hijo o hija, profesional, artesano,  persona, etcétera.
o   Puntos menos fuertes, o carencias, que requiere transmutar en su polaridad opuesta positiva. Es decir: El karma existencial: positivo o negativo, para optimizar o depurar.
c)    A nivel cósmico:
o   Percepción de la realidad universal y de la vida existente en infinidad de mundos; teniendo presente que se forman –constantemente- nuevos planetas; otros, la mayoría, se encuentran en plenas actividades evolutivas; un determinado número, en fases de extinción, y algunos, ya extinguidos, por cuya lejanía, en años luz, sigue llegándonos su luz. Esto aporta  una  perspectiva más realista de la Creación.
o   Conciencia de la solidaridad universal y de lo que esto implica.
o   Conocimiento de las leyes universales.
o   Interrelación entre la dimensión espiritual y la física.
d)   En su carrera como ser:
o   De dónde viene?
o   Por qué está aquí?
o   Hacia dónde va?
o   Conocimiento de todo el bagaje heredado de generaciones anteriores.
o   Asumir el rol de servicio idóneo para desarrollar un mejor planeta del que hemos recibido.
o   Elegir una carrera profesional o una actividad de vida mediante la cual sustentarse y que a la vez sea el medio de sustentamiento de la propia familia.
e)    Agregar cualquier otro elemento que estimes necesario.
f)     Asimilar técnicas de meditación, concentración, relajación, psico-programación, etcétera, que optimicen los propios recursos físicos y psico-mentales.
Decía Confucio, en su tratado El ta-hio -o El gran estudio-, lo siguiente: -“Ante todo hay que conocer el objeto al que debemos atender, o sea nuestro destino definitivo, y tomar acto seguido una determinación –propósito-; una vez tomada esa determinación, -propósito-,  se puede tener ya el Espíritu sereno y tranquilo; cuando el Espíritu está sereno y tranquilo, se puede ya gozar de aquel reposo inalterable que nada puede turbar; cuando se goza de aquel reposo inalterable que nada puede turbar, podemos ya meditar y formarnos un juicio acerca de la esencia de las cosas; y cuando nos hemos formado un juicio acerca de la esencia de las cosas, podemos ya alcanzar el estado de perfeccionamiento que habíamos deseado”-. Luego, agrega: -“Los seres de la naturaleza tienen una causa y unos efectos; las acciones humanas tienen un principio y unas consecuencias. Conocer las causas y los efectos, los principios y las consecuencias, es como acercarse mucho al método racional con el cual se alcanza la perfección”-.
Es preciso que nuestras intenciones, al forjar cualesquiera propósitos, se correspondan con los elevados valores universales de la justicia, del amor, de la belleza, de la fraternidad, de la solidaridad y del servicio recíproco, en armonía con la práctica de todas las virtudes y con los planes trazados por el Supremo Artífice en el concierto universal.
Con la recta opinión, cada ser ha alcanzado la visión adecuada en torno a la cual centra su atención, la cual le permite darse cuenta de la realidad que afronta en el entorno al cual se circunscribe su acción, percibiendo las necesidades insatisfechas a las que contribuirá a satisfacer mediante su servicio o el aporte del bien equivalente, por una parte, haciendo lo cual, dispone de los medios suficientes para el propio sustentamiento de vida como persona o ciudadano, a la vez que funge como medio de desarrollo personal y profesional, aportándole la riqueza integral que precisa y el derecho de asumir, cada vez, mayores cuotas de responsabilidad social.
La realidad que es capaz de percibir en el entorno en el cual vive, y se desenvuelve, le permite identificar cuales de sus atributos, dones o aptitudes puede optimizar como oportunidad inherente de crecimiento integral.
Dicha visión de la realidad del entorno y de sí, como persona, son las que van a identificar las oportunidades que le conducirán a forjarse propósitos de servicio, mediante los cuales asumir roles y objetivos a corto, mediano y largo plazo, pero, todavía esos propósitos, si no da los pasos siguientes, podrían quedarse en simple intenciones y nada más. Esos pasos esenciales contribuyen a  transformar esos propósitos en rectas palabras y acciones, que son los apartes que pasaremos a analizar en los siguientes capítulos del Noble Sendero Óctuple.
Firmes e invariables propósitos, en el espacio y en el tiempo, -en el eterno ahora-, sirven para mantener una acción tenaz y sostenida, con lo cual se le da consistencia a la propia obra hasta alcanzar los resultados apetecidos e imprimirán, cuando más sea necesario, ese impulso creador que activa los poderes de la mente creando las circunstancias favorables al fin propuesto y las coincidencias que aportan los recursos y las personas necesarias en el momento oportuno, y en las cantidades suficientes e inherentes.
Igualmente, firmes e invariables son los propósitos universales que conforman los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo; es preciso compenetrarse con ellos para que nuestra obra adquiera la trascendencia necesaria en el espacio y en el tiempo, y en armonía con todos y con el Todo, en cuya acción nos transformamos en instrumento de la voluntad divina y de la sabia inteligencia universal.
Inspirados los propios propósitos en los valores universales que rigen el universo, adquieren la facultad de transmutar, canalizando, nuestros deseos en su polaridad positiva, adoptando, únicamente, objetivos positivos, con lo cual, nuestra acción, además de volverse inocua para los demás, aporta la mayor suma de bien para todos y para sí, simultáneamente.
Confucio, expresó: -“Cuando hemos penetrado y profundizado en los principios de las acciones, los conocimientos morales alcanzan, luego, su mayor grado de perfección; cuando los conocimientos morales han alcanzado su mayor grado de perfección, nuestras intenciones se tornan puras y sinceras; si las intenciones se tornan puras y sinceras, el Espíritu se llena enseguida de probidad y rectitud; cuando el Espíritu se llena de probidad y rectitud, nuestro ser queda corregido y mejorado; una vez corregido y mejorado el ser, la familia es bien dirigida; cuando la familia es bien dirigida, el país es bien gobernado; y cuando el país es bien gobernado, el mundo goza de paz y buena armonía”.
La claridad de propósito, nos permite percibir:
1. Lo que es preciso hacer en cada caso; y lo que hay que dejar de lado.
2. Qué objetivos hay que enunciar por escrito, para darle carácter de permanencia, que reflejen los resultados precisos que se deben obtener a corto, mediano y largo plazo.
3. Planificar, en el espacio y en el tiempo, cómo realizarlos por su estricto orden de prioridad. Es decir: elección de la estrategia a largo plazo; y, la táctica, en el corto.
4. Establecer quien debe contribuir a su logro.
5. Tener presente los valores éticos que deben regir su logro y las relaciones interpersonales. Por ejemplo: Equidad, tratos justos, excelencia en el servicio, armonía, efectiva cooperación, cortesía, humildad, gratitud, tenacidad, persistencia, buen humor, integridad, probidad, respeto, dignidad, amor, compasión, sinceridad, responsabilidad social asumida, etcétera.
6. Rectos propósitos, implican trabajar en la correcta misión de nuestra vida, de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo y al rol que diseñó para cada quien en el concierto de todas las cosas, desde una perspectiva divina, en el eterno ahora, cuya percepción intuitiva –e inspirativa- aflora, en cada época, de acuerdo a las inquietudes de los tiempos, en la propia conciencia, con el respectivo impulso creador, -y el inherente bloqueo temporal- que permite, siempre, encontrarse en el lugar preciso, haciendo la cosa adecuada, en el momento oportuno.
En la conexión con la Fuente se encuentra la guía y la fuerza. Sé un instrumento dócil –y confiable- de la voluntad divina, en la Rueda de la Vida, -El Círculo y el Signo Más-.
Adelante.
06 de diciembre de 2009.

  

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